Todo lo que nos rodea en la vida, nos produce unas sensaciones, unas son agradables y otras no tanto. Las agradables son las que nos hacen seguir desarrollando una actividad o una relación personal. Todo submarinista, cuando empieza esta actividad tiene unas expectativas, unos miedos, unos objetivos. A veces se cumplen y otras no. Creo que a cada cual, nos aporta algo cuando desarrollamos esta actividad de forma recreativa, de ocio. Es una actividad social y personal, siempre tienes que interactuar con alguien y a la vez percibir y controlar sensaciones muy personales.
En la fase de expansión y aprendizaje en la que me encuentro, muchas ideas, críticas y preguntas rondan por mi cabeza y que me resultan a veces difícil de interpretar. Me cuesta entender porqué una actividad tan apasionante y entusiasta puede llegar a cansar a personas con una larga trayectoria como buzo. Evidentemente hay razones económicas y familiares que son el mayor motivo, pero quiero centrarme en otra razón más personal y difícil de entender,
la motivación, o mejor dicho la falta de motivación.
Unos hacen el curso de submarinismo para probar nuevas sensaciones (les va la marcha), otros por hacer algo durante la vacaciones, otros porque llevan años deseándolo, otros por trabajo, otros por que les gusta el medio acuático con su fauna y flora, etc. etc... Tras el curso unos les satisface lo que han encontrado, otros no del todo, otros no pueden permitírselo economicamente y los pocos pasan una mala experiencia.
Personalmente el submarinismo me fascinó. Además descubrí un club de gente volcada con los más novatos, sacrificando sus inmersiones, colaborando, realizando trabajo en equipo...Todo esto me agradó de tal manera que quise formar parte de ese equipo de forma más activa. Sin embargo, esto que a mí si me gustó, hay personas a las que no le agrada nada. No es ni malo ni bueno, es diferente, buscan otras motivaciones, otro sabor de boca. Al fin y al cabo no nos olvidemos que es ocio, y ocio que pagamos de nuestros bolsillos.
En toda afición a medida que se va creciendo, se va pasando por distintas fases de aprendizaje y superación. Llega un momento en que un tipo de inmersión o una zona ya no le motiva tanto al submarinista y decide cambiar. Si no lo hace puede que deje de bucear porque ya ha perdido ese gusanillo que llevamos dentro. Hay gente conformista, sobre todo al principio, que con meter la cabeza dentro del agua nos vale (yo estoy en esta fase). Pero con el tiempo te apetece buscar nuevas experiencias, lugares, etc. Pues al ser humano le motiva mucho el descubrir y experimentar sensaciones nuevas, además de compartirlas con una buena cerveza. O puede que esa afición la conviertas en tu profesión y todo cambia. Cada uno debe de buscar su satisfacción.
Cuando organizas una inmersión o salida para un grupo de submarinistas de todos los niveles, las expectativas son tan distintas que para unos puede ser algo alucinante y para otros un tostón. Uf! aquí viene el gran dilema y complejidad de la cuestión. Hay que entender a ambos, aunque no se puede satisfacer a todos por igual, pero si te resulta un tostón es un indicador claro de que algo no va bien, es momento de un cambio. Y digo cambio porque si no puede que acabes dejándolo o abandonando tu club o grupo de inmersión.
En fin, cuestion de prioridades personales supongo, realmente mientras siga siendo ocio y no trabajo, no vamos mal.
Hay que entender el
esfuerzo económico que muchos realizan, sobre todo los buzos de interior, para poder bucear. Alojamiento, manutención, transporte, familia, etc. Esfuerzo que si no se ve compensado por buenas experiencias acuáticas, no compensa volver a realizar. Objetivamente hablando hay gente que le gustan los pecios, otros la vida, otros las cuevas, otros impartir o colaborar en cursos, otros la fotografía, otros las nocturnas, otros estrenar juguetes nuevos, otros sólo se sumergen en condiciones perfectas, a otros les da igual, otros hacer de guía, otros un poco de todo...y no entraré en buceo técnico porque eso es jugar en otra división. En resumidas cuentas cada uno busca lo que le gusta y llena de satisfacción. Y si con el tiempo no encontramos nada de esto siempre nos quedará contar batallitas del pasado...
Bueno esto son reflexiones personales en voz alta, como resultado de una larga conversación. Debido a mi trabajo, intento siempre empatizar con la gente que me rodea y que me aporta algo, el comportamiento humano es fascinante y puñetero al mismo tiempo, pero no nos olvidemos queridos submarinistas que nos metemos al agua para divertirnos y disfrutar, si no, mejor gastar los euros en otros menesteres.
Por cierto enhorabuena al que haya sido capaz de leerse esto.